Centro histórico

El Centro Histórico, conocido también como el “Viejo Mazatlán”, nació en el siglo XIX gracias a la pujanza del puerto porteño. Desde su fundación, Mazatlán se convirtió en eje de comercio entre México, Europa y Asia, atrayendo visionarios de Alemania, Francia, España, Italia, Inglaterra, Estados Unidos y el Lejano Oriente. Esta mezcla de culturas dio lugar a una arquitectura única, hoy reconocida como neoclásico tropical, que aún conserva la esencia del esplendor del puerto mercante. Durante el auge del comercio —entre finales del siglo XIX y principios del XX— Mazatlán se consolidó como proveedor clave de productos como hielo, cerveza, jabones, velas, carruajes y telas, sustentado por la minería y el tráfico marítimo. Rápidamente, surgieron construcciones elegantes: casonas barrocas, fachadas de hierro forjado y edificios institucionales que aún hoy dominan calles como Ángel Flores, Constitución y Belisario Domínguez. En 2001, el Centro fue oficialmente declarado Zona de Monumentos Históricos, un reconocimiento al combinado esfuerzo del gobierno, sociedad civil e iniciativa privada por preservar su patrimonio arquitectónico. A finales de los 80 y durante los 90, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lideró el rescate urbano, restaurando desde el Teatro Ángela Peralta hasta museos y calles icónicas. Plazuela Machado (fundada en 1837 por Juan Nepomuceno Machado): corazón cultural del centro, escenario de festines gastronómicos, callejoneadas y eventos durante el Carnaval. Rodeada de casonas restauradas, recibe a locales y visitantes con música, cafés y bazares artesanales. Plazuela Hidalgo (o Plazuela de los Leones): creada en 1835 sobre el sitio del antiguo mercado portuario, decorada con leones de piedra e históricamente vinculada al comercio y la vida ciudadana. Teatro Ángela Peralta (inaugurado originalmente como Teatro Rubio en 1874): símbolo de la riqueza cultural porfiriana y declarado Patrimonio Histórico Nacional en 1990. Tras sufrir deterioro y daños por huracán Olivia en 1975, fue restaurado en 1992 y hoy es sede de óperas, conciertos y espectáculos. Catedral Basílica de la Inmaculada Concepción (construida entre 1856 y 1899): joya neogótica y neoclásica, sede de la diócesis de Mazatlán y elemento central del paisaje urbano religioso. Museo de Arte de Mazatlán (edificio de 1898 convertido en museo en 1998, renovado en 2023): exhibe obra contemporánea mexicana y rescata parte del legado arquitectónico del centro. A partir de 2017–2018 se ejecutaron proyectos de embellecimiento: calles adoquinadas, árboles, faroles restaurados, pintura urbana y señalización moderna. En 2022 se conformó el “Consejo Rector del Centro Histórico”, una asociación civil que coordina conservación, limpieza y embellecimiento con participación pública y privada.  Hoy el centro es un escenario vivo: galerías de arte urbano, librerías, cafés, restaurantes, tiendas de artesanías y eventos culturales permanentes. La Calle Ángel Flores, con sus fachadas coloridas, se ha vuelto punto icónico para fotografía y paseo. El área vive al ritmo de murales, música, danza y sabores locales. El Centro Histórico de Mazatlán no es solo un conjunto de edificios antiguos: es el reflejo vivo de una ciudad cosmopolita, festiva y orgullosa de su historia. Sus plazas, museos, casas restauradas y rincones culturales narran el paso de generaciones que transformaron este puerto en un destino urbano y turístico único frente al mar. Hoy, ese Espacio Patrimonial convive con la modernidad mientras celebra su legado en cada adoquín empedrado y esquina iluminada.